domingo, 19 de octubre de 2014

Soledad


Aun recuerdo aquella noche gélida de enero,
fría con bruma y olor cercano al río,
en mi alma sigue aquella bella mirada,
mirada, afligida y fatigada...
Si pudiese consolar esa mirada,
en esa soledad que te circunda y ser el reloj que ve
pasar tus horas, acorraladas, entre luces y penumbras,
no habría necesidad de anunciarte el ángelus,
en el alba, estaría toda mi alma, y esperanza en un nuevo camino...
Yo he visto al viento frío de tus noches inciertas,
he visto al sol llorando por tu falta de tu presencia,
en mi locura de un rocío nocturno y he visto a la soledad,
en penumbras, sin el aroma de una flor y te he visto a ti, lejana,
como escogiendo circunstancias, que te den la vida en un solo beso, en un solo suspiro, en una sola y en un sueño, que nazca al despertar....
La que guarda un Rosario en tu mirar,
y dos susurros juntos, el tuyo y el mio.
Todo continuo como si fuera un juego,
un juego con reglas y la mayor era no te enamores
pero lo único que desconocía es...
que este juego yo lo perdí mucho antes de jugar
entre brumas, murmullos y miradas...

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