(Dedicado a ti, ya sabes porqué, me diste la llave del alma y me has mostrado ese rincón del corazón de un pueblo)
Fotografia de Raúl Cejas Pérez
La vida se vuelve monotonía cuando tú presencia falta ya de mi existencia. Atardece en la soledad de una capilla cerrada, sin luz y fría, donde solo hay pruebas de que estuve junto a ti, no logro diferenciar entre la luz del sol o de la luna, pues son quienes me hacen recordar aquellos momentos donde todos respiraban por un mismo Dios. ¿Cuántos muros se construyen con el correr del tiempo?, ¿Cuántos fuimos capaces de describirlo?, ¿Acaso lo intentamos? Nos hizo falta poseer la capacidad del perdón ante los errores de cada quien, nos faltaron la fuerzas para reconstruir lo que ya había sido construido con amor de un pueblo y olvidamos cada uno de nuestros temores. Desfallezco ante la mirada del Terrible, realidad que me acompaña desde mi ayer, pues solo quería clavarme en mi alma hasta que la edad no existiera, hasta poder respirar eternamente, ese que habita más allá de los sueños, más allá del recuerdo...
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