Pero en tus ojos encontré motivos para explorar el mundo más allá de mi atalaya… Tus ojos no pertenecen a este mundo, y me señalaban una y otra vez donde residía el misterio de mi esperanza, mis palabras se escapan de lo cotidiano, esa pequeña porción de noche congelada en el aire, y ya tengo un motivo más para que exista mis deseos, entre añiles y dorados, mis promesas y mis besos, hay luna sobre las azoteas y hay madrugada, navegando desde el otro lado de mi atarazana que marcan el rumbo exacto que guía nuestras vidas, gozando la esperanza de un amanecer, en el rito y de la memoria de las viejas fraguas, alfareras y gitana, y susurro una oración, y reprimo mis lagrimas, capitán de mi fe y de mi vida…
Y toma forma el amanecer cansado como el despertar de un enamorado, suena, y el aire se encoge a su paso arrollador platero como de mi adolescencia, ya se ha ido en esta callejuela de lamento y abrazos a los sones de Valle quizas de Sevilla, el rumor cansado de su paso lento, he pasado camino de vuelta a casa y ya lloro de marcharme de tu lado, ahora pesa el tiempo del resplandor de la noche y la mirada de tu dulzura, castigo a plomo el corazón de mi nuevo arrabal sin tu presencia cercana…
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