Hace ya mucho tiempo atras. Hubo una época en la que todavía todo oficio era un arte y una herencia. El hijo aprendía de su padre, lo que éste había sabido por su abuelo. El trabajo heredado terminaba por las exigencias de la edad y de la pesada carga.
Pero un Viernes Santo, en un amanecer que sabe a madrugá se sintió a lo lejos las cornetas anunciando cual heraldo, el retumbo de los tambores y pisada de caballo se fue acercando y finalmente se lo vio doblar la calle que daba entrada a la Plaza.
Un caballo sudoroso frenado justo delante de la puerta que su jinete Romano va marcando el camino de Triana. Toda la gente se mantuvo a la expectativa a la puerta de tu casa. Pronto corrió por todo la plaza la voz del silencio que las cuatro de la noche marcan, que desde la parroquia lo llama para que se hiciera cargo de una enorme herencia, ya no pasa de Padre a Hijo, si no que el milagro de un oficio no reconocido con brisas de agua marina, de sal y levante hizo que se compartiera oficio, y no herencia que más triste es la herencia por perdida del padre, por más alegre la de compartir oficio y trabajadera es la del padre con un hijo, mucha suerte hermano y que tu hijo el cual yo he visto de los albores vestido de monaguillo comparta esta madrugá el oficio de sentirse costalero y de compartir tu fé y tu oficio.
Dedicado a Manzano y a su hijo que no tan retoño se estrena de costalero a los pies de Mi Niña esta próxima Madrugada.
muchisimas gracias...Hace ya diez años, que empezamos... diez años en los que el niño ha ido desde paje, a monaguillo, a acolito, a vestir el ruan negro... y por fin..a compartir trabajadera conmigo.
ResponderEliminarEste legado es mas grande que el dinero... porque se le da la devocion a una Madre...