martes, 25 de noviembre de 2014

Dulce Tristeza

Fueron las letras y más letras las que aquí comenzaron a fraguar este sueño, entre conversaciones discretas y tardes largas, nació la magia imperfecta, la ilusión por el detalle, la disparidad de los sonidos, que logró sellar dos mundos distintos y un mismo caminar. Porque esta prosa lleva tu nombre, que realza la belleza de su contenido y la magia en mi palabras, que a medida que va detallándote, se hace más excelsa…

Callo al mirar mi próximo horizonte en tu delicado caminar, y vamos juntos lo creas o no ¿Soleá me das tu mano?. Mientras guiándome atreves de las agujas de un próximo tiempo, quizás haya una indiferencia mal soñada, creada por el placer que me da observar mientras me recreo perdido entre los doce guardianes de tu templo, sonrío a medias ocultando mi inconformidad, en el teatro en que se convierten tus calles abiertas al día a día o del resto de los días… En eso tú decides.

Después de todo, todo está por vivir, hagamos una cosa… te doy venia a que me indiques la senda a tu corazón, te escucharé por todas las veces que perdonaste, pero también rogándote que escuches mi petición, me hagas participe de tu Dulce Tristeza… Me hagas participe de un momento, esa milésima de instante, una oración, una nueva conversación, ese dialogo perfecto entre mi ser y tu tristeza, una redención de este castigo autoimpuesto por la distancia entre dos mundos y ha escasos cinco metros, por pensar más que sentir, culpables soy por dejar al corazón oír… a que amanezca nuevamente esperare, hazme el trayecto dulce, mientras busco la tonalidad que une nuestras almas, usa el sello de tu inicial con una “A” angelical y que se haga imborrable al tiempo buscando la estela que nos guíe al dialogo de la realeza del alma…

jueves, 13 de noviembre de 2014

Dualidad

No creas que me he olvidado de nuestro amor, tan solo se ha añadido otro nombre, no he olvidado mi promesa, pero otros nombres, otras calles y otra madre, pide que cuide de su tristeza, mi arrabal no se ha perdido, solo se ha dividido, es la dualidad de la historia de vida, aun lado Sevilla, al otro Triana, con sus dos Esperanzas, aun lado un arrabal y al otro un rio dividido, pero dos madres que lloran en el pañuelo de un mismo suelo. Por eso mismo en la soledad de mi diván, ya la espera significa esperar, esperar, para verte y sentir la sensación que da tu delicado aroma, quizás tu tenue belleza, quizás resistiré el tiempo como las agujas marcadas de un reloj en la eternidad, para que te encuentres conmigo, y mi corazón...
Te voy a ayudar; sólo aceptaré compartirlo, ¿Si buscas refugio? Te ofrezco la pasión que mostré desde el primer instante que supe tu nombre.
¿Si la devoción es poner una muralla de nombres? Solo te llamare Madre, porque la tristeza no entiende de silabas pero si de silencios y oraciones…