domingo, 31 de agosto de 2014

Cuenta una leyenda...

Cuenta una leyenda….

Que despiertan las puertas del cielo sin calma y las cornisas del Aljarafe refugian a los amantes de la llegada de cálidos alisios en sus encuentros furtivos, una rosa de vientos baila entre nubes de espera que palpitan sin corazón.

El espejo del río se empaña de memorias y la Luna esta triste, destila perdones y culpas mientras los caños de Carmo y las torrenteras vacías aceleran la sonrisa de un atardecer de ocres por su amado Sol. No hay universo, ni firmamento, tan sólo el sonido de unos labios bebiéndose la luna.

El Sol le pidió a la Luna el regalo de una noche inolvidable, y esta enamorada a su vez le exigió un amanecer de brillantes luces, cálidos susurros y brisa con promesa de amor eterno. El sol le mostró su gusto por las fuentes y sus sonidos de correr de aguas, por la sensualidad, por la gracia efímera del perfume, por la belleza… Y la Luna fue fundiéndose lentamente con el bello perfil del aire.

El cielo se ha vestido de estrellas de colores como testigo y el frío de la madruga me ha traído el recuerdo de una rosa de los vientos, esa rosa de tus manos volando hacia la penumbra de tu deseo sin nombre, azuleja y cristalina de cobaltos con esa mirada de mieles claras y de campiña timorata, que permite que el río le cante a través de tu sonrisa. Nada antes que tú tenía sentido le declaro el Sol a la Luna y ahora la niebla del despertar disipada en el verso encendido, mientras el Sol consuma su pasión de no tenerte, como yo te tengo.

Y del amor de ambos en la lejanía de los tiempos, en la maldición de una suave línea de distancia, marcada por el caer del grano a grano de las arenas de un viejo reloj que sostuvo entre sus manos el mismo Atlas, que recortan una vez más el balcón del Aljarafe, sobre el viejo arrabal y la leyenda les regalo una noche y un amanecer y de ambos nació la primera dualidad a un lado Sevilla y al otro Triana....

sábado, 23 de agosto de 2014

La sonrisa de Dios


Yo se que tu nombre para mi es como el eco de bóveda catedralicia, y aun así no dejo de gritar a modo de recuerdo muy dentro del alma, porque sin tu pasión del tiempo, irremediablemente perdería la memoria... Recostado en el diván del tiempo, intento llegar hasta tu beso postrero y a tu sonrisa infinita, donde hay un recuerdo, aún más fuerte es la nostalgia, pero más débil que mis lágrimas y más triste que mi misma tristeza... Bendecido por tu promesa, me bebo las noches enteras, sorbo a sorbo, intentando memorizar tu rostro. Voy viviendo como un ciego, intentando agudizar la música de tu cuerpo, en donde dormí mis esperanzas y te regalé mis ilusiones, para que las pasearas por las calles de mi ansiada calma... En tu nombre retrataré mis pasiones y me refugiare en relojes de arena, para calmar el tiempo poco a poco, grano a grano, donde aún quepan, mis ensueños por el amor que me ofrendes. Seré flor para ti y descenderé con tu ilusión hasta el cielo, donde habré de abogar, por tu amor y por el mío. Encenderé en cada estrella un cirio, para que cada astro, en el firmamento, te alumbre más a ti, que alumbras mi vida, y me das motivos para la existencia eterna, llena de amor... Repetiré un concepto repetido y en cada oración, de cada querubín incendiario del cielo, estará tu nombre, aunque este no sea canción, estará encendido como si fuera el sol o la misma sonrisa de Dios...

miércoles, 20 de agosto de 2014

Yo te veo Sevilla

Yo te veo siempre, encuentro el inicio de la primavera incluido en el color de tus ojos mi niña, o del color de los sueños como verde de virginal pradera, en el azul de tus calles convertidas en ríos sinuosos de caudal cristalino, en las altas almenas que despuntan el cielo entre arrabal y arrabal que alumbran al mas allá de una vida mundana, pero llena de callejas que guardan secretos de alcoba y de mocitas casaderas, de colores sobrados de flores que en cualquier rincón de tus callejas y de arboles frondosos de parque con versos de Bequer que llenan tu mirada de niña traviesa.



Yo te veo en cada amanecer gitano como una candela de trigo dorado... Y en el crepúsculo cuando vuelan aves desertoras de las gradas catedralicias que dejan sonidos de cornetas, o mariposas nocturnas como noche de viernes santo entre carreteros gremiales o de origen moreneta. Tus manos, tus manos amor son las murallas que guardan el dogma de fe y estrellas, yo te añoro mocita, te añoro cada día y eso que vivo tan solo aun tiro de piedra que desde la atalaya vigía, te quiero mi urbe, te quiero entre la A de ave, la  M de maría morena mocita y la Z zambrana de parihuela ¿Hablamos de cofradías?, hablemos de lo que hablemos como te quiero Sevilla.